
DIAS EXTRAÑOS.
Diciembre de 1999. Es la víspera de Año Nuevo. El nuevo siglo está a punto de hacer su entrada triunfal y nos encontramos en una de las ciudades más decadentes y peligrosas: Los Ángeles, la tierra en donde todo puede suceder y en donde nada está prohibido.
Por si esto fuera poco, una nueva droga ha aparecido: pedazos de realidad encerrados en diskettes que permiten a quien los ve, sentir todo lo que está grabado en ellos. Los Ángeles es un enorme campo de batalla, y se contextualiza en él una original historia policiaca futurista que, conforme va transcurriendo, revela la corrupción y la descomposición de la altas esferas sociales y las cúpulas del gobierno norteamericano.
Una exageración de lo que sucede a diario en las grandes ciudades, a manera de advertencia desencantada: una alarma muda que no pretende escandalizar. Una excelente fábula en proceso de putrefacción, música cargada de energía, personajes antropófagos y ninguna esperanza.
La violencia está presente desde el primer momento y la historia se complementa con excelentes interpretaciones, giros sorpresivos en la narración y un magnifico soundtrack que contribuye a la brillante ambientación de este adrenalinico viaje a través de la decadencia de fin de siglo y la angustiante víspera del año 2000.