
IRRESISTIBLEMENTE RUBIAS.
Parte 1
Un par de sensuales labios pintados con rojo carmín. Una mirada inocente y pizpireta. Mejillas sonrojadas, nariz respingada y finísimas cejas. Voluptuoso cuerpo entallado en provocativas prendas y una abundante y rubia cabellera.
Todo ello es parte de una fórmula infalible para atraer la atención de cualquiera.
Indudablemente, las rubias en el cine han marcado un hito cultural y un estereotipo difícil de pasar desapercibido. El cliché de la fémina magnética y de belleza irresistible se presenta constantemente, y ha sido en el tiempo motivo de inspiración para muchos guionistas. Por esta razón se escogieron dos títulos que enmarcan esta línea:
Legalmente rubia
Bella, vanidosa, impecable y preocupada por estar siempre a la moda. Eso es lo que mejor define a la protagonista cuando se le mira pasar por la calle. Pero en cuanto abre la boca, cualquiera se percata de que también es tonta, superficial y carente de mayores aspiraciones, salvo la de verse guapa y bien vestida.
Aunque también tiene su corazoncito. Su prometido, luego de algunos años de noviazgo e influido por el estereotipo de la rubia tonta, huye a Harvard para estudiar leyes y buscar matrimonio con otro tipo de mujer y no con una disque Marilyn Monroe. Pero esto no se puede quedar así la protagonista le demostrará que las rubias todavía tienen dignidad e inteligencia.
En fin, un argumento descaradamente bobo e indignante para la imagen de la mujer moderna. Y aunque la rubia vuelve a su esencia seductora, la película intenta hacernos creer que los profesionales pueden tener éxito aun teniendo aire en la cabeza.